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Hoy les vamos a contar la historia de un tesoro nutricional: las semillas de chía.
La chía es originaria de América del Sur y se cultiva desde los 3500 años a.c. Formó parte de la alimentación principal de las civilizaciones precolombinas.
Para los mayas era un alimento sagrado, se hacían ofrendas de estas semillas a los dioses para agradecer las buenas cosechas.
Los aztecas utilizaban la harina de chía como alimento para los guerreros y para quienes debían hacer grandes esfuerzos físicos. Esta harina podía ser almacenada por mucho tiempo, ya que la gran cantidad de antioxidantes que contiene permitía su conservación. Además, con la chía elaboraban medicinas y cosméticos.
Sin embargo, cuando llegaron los conquistadores a América destruyeron, junto con las tradiciones, toda la producción agrícola de los indígenas. Los cultivos que tenían algún vínculo con lo religioso fueron eliminados. Entre ellos, la chía.
Cinco siglos después, la ciencia pone a la chía, nuevamente, en un primer plano al valorizar su enorme poder nutricional. Hoy es considerada un “superalimento”.
Todo lo que la chía puede hacer por vos
*La chía es la mayor fuente vegetal de ácidos grasos esenciales (AGE), especialmente el omega 3.
* Es una importante fuente de antioxidantes naturales.
* Aporta proteínas de excelente calidad nutricional.
* Vitaminas del grupo B y minerales, especialmente calcio, magnesio, fósforo y hierro.
* Contiene fibra soluble.
Estos nutrientes aportan importantes beneficios para nuestro cuerpo:
* Ayudan a controlar los niveles de colesterol.
* Ayudan a normalizar la presión arterial.
* Colabora con el control del apetito (ya que posee mucha fibra soluble).
* Protege el sistema nervioso e inmunológico.
En el próximo post te vamos a contar cuales son las diferentes formas de preparación de las semillas de chía.
Buen fin de semana!!
